Asociación por la Unidad de Nuestra América

 

 

 

En Memoria del Doctor Abelardo Villegas

 

 

    El día 7 de julio último falleció en Helsinki, Finlandia, a unos días de cumplir 67 años, el doctor Abelardo Villegas, y AUNA-México perdió así a uno de sus más distinguidos miembros *.

    Nacido en la ciudad de México el 13 de julio de 1934, comenzó su actividad docente en la Escuela Nacional Preparatoria, labor que nunca interrumpió, pues al momento de fallecer impartía cátedra en maestría y doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la que fue director entre 1978 y 1981. En la misma UNAM ocupó importantes cargos como director de Radio UNAM, secretario general académico, jefe del Departamento de Humanidades de la Dirección Ge-neral de Difusión Cultural, entre otros; y fue también secretario general de la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), de 1990 a 1998.

    Como articulista publicó comentarios y análisis acerca de la realidad política mexicana y latinoamericana en Excélsior y fue colaborador del semanario Proceso. La filosofía de lo mexicano (1960), Panorama de la filosofía iberoamericana actual (1963), La filosofía en la historia política de México (1966), Positivismo y porfirismo (1972), Reformismo y revolución en el pensamiento latinoamericano (1972), Cultura y política en América Latina (1978), Democracia y dictadura: el destino de una idea bolivariana (1987), El pensamiento mexicano en el siglo xx (1993), y Arar en el mar: la democracia en América Latina (1995), son algunas de las producciones de su extensa obra, en las que se pone de manifiesto su comprensión de los problemas nacionales y de América Latina, así como sus cualidades intelectuales y humanas.

    El doctor Villegas participó desde un principio en nuestra Asociación. Era integrante de los Consejos Coordinador y Editorial, vocal en la mesa directiva constituida con fines legales al crearse AUNA México, y frecuentemente colaborador en nuestra publicación regular, así como en seminarios y otros encuentros. A menudo recurrimos a él para informarle y recoger su valiosa opinión, e incluso al salir de México en el que sería su último viaje, ofreció que a su regreso nos haría llegar una nota sobre la Conferencia a la que asistía en Rusia y se haría cargo de coordinar la Declaración sobre las Universidades y la Unidad de Nuestra América.

    AUNA México siente profunda pena por la desaparición del doctor Villegas y envía su más sincero pésame a su esposa y otros familiares cercanos.

    Estamos seguros que sus múltiples alumnos, sus compañeros de trabajo y quienes lo conocieron de cerca lo recordarán a menudo, y que sus enseñanzas en la cátedra, en sus libros y su rico quehacer latinoamericanista seguirán presentes y orientarán sobre todo a numerosos jóvenes.

    En las líneas que siguen se recogen fragmentos de la ponencia presentada por el doctor Villegas en el Seminario de AUNA México sobre Cultura y Unidad Latinoamericana, realizado en la ciudad de México en          junio de 1997.

“... Las naciones (latinoamericanas) han construido sus propias rutas históricas, por lo cual no resulta deseable ni posible una especie de unidad monolítica. Bolívar lo sabía y por eso concibió a la unidad como una confederación, es decir, una federación laxa, la que en un momento dado podría unir sus fuerzas para un problema común... Bolívar estaba obsesionado por la amenaza europea y no le concedió mucha importancia a la otra amenaza que ya aparecía en el horizonte ...

    “Para... José Martí, que estaba muy bien situado históricamente, ya quedaba claro que el imperio del norte intentaba sustituir con creces al imperio español, y en ese sentido no podemos dejar de reconocer al cubano como nuestro clásico antiimperialista...

    “... Los esfuerzos de nuestros utopistas, desde Bolívar hasta Vasconcelos, manifiestan una voluntad para diseñar una trayectoria histórica propia independiente de la que nos quieran imponer. Todavía hoy estamos discutiendo si esa concepción de sociedad de mercado que nos viene del norte puede ser un destino plausible para nosotros. Pero pensamos en nosotros porque si bien nuestra unidad económica y política ha encontrado muchos obstáculos, la unidad cultural, la integración cultural, ha marchado sobre ruedas. Compartimos una lengua y ya sabemos que todas las lenguas importantes implican una cierta concepción del mundo, una cierta manera de verlo y de describirlo. Y eso nos unifica. Pero también vale la pena mencionar algunos sustratos étnicos que son muy poderosos...

    “...  La idea de Vasconcelos consistía en que gracias a la herencia española los iberoamericanos podríamos hacer el esfuerzo de crear una raza síntesis cuyas características no fueran físicas sino espirituales. Esta idea de Vasconcelos es distinta de la que presumen los norteamericanos acerca de su “melting pot”... La idea de Vasconcelos era... la de una América integrada por la vía de la espiritualidad y la cultura. Se trataba, tanto en el caso de Rodó como en el de Vasconcelos, de una utopía ética, de lo que podríamos llegar a ser, pero sobre todo de lo que debíamos llegar a ser.

Uno puede estar en desacuerdo con estos contenidos utópicos, pero se salva la idea de que sí persiste nuestra voluntad de libertad y originalidad personal, no podemos prescindir de una concepción del mundo desde la experiencia latinoamericana. No estoy hablando de una filosofía académica, sino de un sustrato de creencias comunes que nuestros pueblos pueden tener a pesar de su diversidad...”

“... No se trata, pues, de “inventar” una utopía sino de diseñar aquella que ya está implícita en nuestra trayectoria histórica. Los filósofos que lo han intentado han subrayado que, como casi todo lo nuestro, nuestra cultura es una cultura dependiente. Pero más exacto es decir que nuestra cultura se va conformando en una especie de juego dialéctico en el que, por un lado, está el impulso colonialista de los imperios occidentales, y por otro nuestra respuesta liberadora. Como lo ha dicho muy bien Zea, esta respuesta no proviene de fuera de occidente, sino que es la propia cultura occidental la que nos proporciona las armas para formularla...

    “... De lo que tampoco podemos prescindir es del saldo que arroja nuestra experiencia histórica tanto de país dependiente como de país multicultural. Somos al mismo tiempo uno y varios, y por eso resulta imposible prescindir de los valores de la consistencia como la tolerancia y la comprensión. A pesar del mestizaje innegable, la herencia de la sociedad colonial fue de un racismo extremo, que afortunadamente hemos venido superando a lo largo de los siglos de vida independiente. Por eso la figura de Juárez es muy emblemática para nosotros: por un lado se trató de un personaje netamente indígena que provenía de los estratos más bajos del México profundo; por otro lado, este personaje se apoderó y asimiló los elementos de la cultura occidental para constituirse en el garante de la libertad nacional... Y con esa personalidad tenemos que vincularnos con los otros países de nuestra América para que, efectivamente, exista una integración sólo posible por el afán de libertad y la comprensión y tolerancia de nuestras diferencias.”

 

* Datos biográficos y foto, La Jornada, 8 de julio de 2001.

 

 

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