Asociación por la Unidad de Nuestra América

 

 

Ecuador: ¿Se Repite la Historia?

José Moncada Sánchez

 

Este pequeño país fue recientemente escenario de un levantamiento indígena que paralizó muchas actividades económicas especialmente de su altiplano andino, motivó la solidaridad de la mayoría de la población de las provincias serranas y puso en jaque al gobierno de Gustavo Noboa Bejarano, que ascendió a la presidencia gracias a un levantamiento indígena similar  ocurrido hace más o menos dos años.

Los indígenas declararon que no perseguían el derrocamiento de Noboa, pero sí una modificación sustantiva de su política económica de corte esencialmente neoliberal. Iniciaron su levantamiento planteándole al gobierno derogar el alza del precio de los combustibles, del gas de uso doméstico, de las tarifas de transporte público; del impuesto al valor agregado (IVA). Pidieron también que se archive el proyecto sobre las autonomías provinciales; que se suspenda  todo financiamiento adicional al salvataje bancario y que se recuperen los recursos entregados a los banqueros, así como la cartera vencida de los bancos intervenidos por el Estado; que se atiendan algunas demandas en materia de salud, educación y obras de infraestructura en beneficio de las comunidades indígenas y campesinas del Ecuador...

El Ecuador, como la mayor parte de los países latinoamericanos, viene soportando desde hace al menos dos décadas, la ejecución de una política aperturista, de rasgos privatizantes, seductora del capital extranjero, flexibilizadora del sector laboral, desreglamentadora del sector financiero, creyente en las bondades del mercado, que ha convertido al país en eslabón subordinado y periférico del ciclo de acumulación del capital trasnacional. Es, en última instancia, una política que beneficia a los dueños del capital monopolista.

El paro indígena finalmente terminó el día siete de febrero con la suscripción de un acuerdo, por el cual el gobierno se comprometió a indemnizar a los deudos de los fallecidos, a poner en libertad a los detenidos en las marchas de protestas, a rebajar el precio del gas y a mantener congelados por un año los precios de los combustibles, además de otros planteamientos específicos en favor de los indígenas del Ecuador. Pero, desde otro ángulo, han continuado las medidas enderezadas a beneficiar a los bancos en apuros, se elevó la tarifa del IVA del 12 al 14 por ciento y se anuncian las ventas de 16 empresas eléctricas de distribución para fines de septiembre del presente año.

Los indígenas han insinuado la posibilidad de emprender nuevas movilizaciones. En cualquier caso, en el Ecuador, como en otros paises de América, está haciendo falta avanzar en la preparación de un proyecto nacional global con el cual comprometerse a  luchar. En favor de la formulación de este proyecto, los indígenas tienen la inevitable obligación patriótica y moral de expresar su visión sobre el país que anhelan, identificando aliados portadores de proyectos similares o compatibles.

El 2002 será en el Ecuador un año en el cual se eligirá al Presidente de la República y renovará al Congreso... Muchos ecuatorianos rechazan a la actual sociedad, pero son muy pocos los que se preocupan por visualizar cómo debe ser la que la reemplace. Cuando se sepa, probablemente se conozca también de mejor forma cómo actuar para que se realice lo que se desea.

Quito, julio de 2001.

 

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