Desde
junio de 1990, el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush lan
zó la propuesta de la “Empresa de las Américas”, consistente en crear un área
de libre comercio desde Alaska a la Tierra del Fuego.
Sobre todo desde la primera Cumbre de presidentes y jefes de gobierno de América –con la sola exclusión del presidente cubano Fidel Castro-, realizada en Miami, Florida, en 1994, se ha avanzado conforme a la idea de constituir formalmente el ALCA en 2005. El triunfo del republicano George W. Bush, hijo del expresidente del mismo nombre, plantea sin embargo una situación que preocupa a los países latinoamericanos.
Según
Arturo Valenzuela, quien fue el principal consejero de William Clinton en
asuntos latinoamericanos, bajo el gobierno de éste “el diálogo hemisférico
creció, y ahora, uno de los desafíos para el presidente republicano es
consolidar la democracia en América Latina, establecer el ALCA y trabajar de
forma multilateral y no unilateralmente...” Pero, más que continuar y llevar
adelante lo hecho por el gobierno de Clinton, el nuevo presidente parecer
retomar el proyecto de su padre y disponerse a realizarlo con mayor celeridad.
En
efecto, en vez de mantener el amplio acuerdo de lanzar el ALCA en el año 2005,
ahora pretende acortar el plazo. Para ello se propone lograr que el Congreso le
deje vía libre (fast track) y que los gobiernos latinoamericanos y
caribeños acepten un nuevo calendario.
Las
declaraciones de Robert Zoellick, consejero de Bush y su representante en
materia de comercio exterior, son ilustrativas. Según él: “aunque alguien
quiera postergar las negociaciones, nosotros no vamos a detenernos...”, “y si
alguien no quiere negociar, se quedará atrás.” “Bush quiere llegar a la Cumbre
de las Américas que tendrá lugar en Quebec en abril, con “fast track”,
(negociando acuerdos sin el escrutinio del Congreso)”. Su administración
“prometió avanzar de manera agresiva en la promoción de acuerdos de libre
comercio en la región, enfrentando las resistencias domésticas y las que
despierta en algunos países...” el ALCA.
El
nuevo proyecto Bush de libre comercio continental, no tiene un camino despejado
ni fácil.
Hace
apenas unos días, el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso
Lafer, declaró que su país mantendrá “... su firme oposición a que se adelanten
los plazos para conformar el ALCA”, y que incluso éste “debe posponerse hasta
que Estados Unidos se siente a negociar asuntos tales como el agrícola y las
barreras no arancelarias, que Brasil identifica como principal obstáculo. El
propio Ministro dijo que el Mercosur “es una prioridad de la política...
brasileña”, y que la “lealtad de sus miembros es fundamental”; y agregó: “Esa
lealtad será vital durante los próximos años para negociar la creación... del
ALCA, en 2005. Y mientras los Estados Unidos pretenden negociar casi
unilateralmente con cada uno de los países de América Latina, Brasil espera
negociar frente a Estados Unidos abrazado a sus socios de Mercosur...”
El
canciller argentino Rodríguez Clavarini, declaró por su parte hace una semana:
“Los objetivos diplomáticos de Argentina durante estos años se centrarán en el
progreso de la integración regional y el impulso al Mercosur,” que (para
fortalecer las relaciones regionales) se enfrenta a la necesidad de “reafirmar
su identidad frente a otros planteos...” Por eso, el país negocia con el ALCA
“desde el Mercosur”, con una propuesta diferencial para el tratamiento de las
economías.
La
Comunidad Andina tampoco está de acuerdo “en adelantar las negociaciones del
ALCA;” y tanto esos países como los de Centroamérica y la Asociación del Caribe
reclaman también “un trato especial diferente para las economías de menos
desarrollo.
De
todo lo anterior queda claro que si bien se está avanzando tanto en la
integración subregional como en el proyecto hemisférico del ALCA, mientras éste
trata de crear un enorme libre mercado que fortalecería la posición de Estados
Unidos frente a nuestros países y sus principales competidores, la integración
latinoamericana significa no sólo sumar ciertos elementos sino rearticularlos y
fortalecerlos, a partir de una identidad y concepción comunes de alcance
social, económico, político y cultural.
México necesita dejar clara y
oportunamente establecida su posición, lo que hasta ahora no ha hecho el nuevo
gobierno del presidente Fox, pues si bien el secretario de Relaciones
Exteriores Jorge Castañeda estuvo hace unos días en Brasil y expresó el interés
de México por suscribir algunos acuerdos con ese país y en acercarse al Mercosur,
nada dijo, en particular, sobre la posición del presidente Bush. *
* Fuente: Información publicada por los diarios Clarín y La
Nación, de Argentina; Gazeta Mercantil Webnews, de Brasil; El
País y El Observador, de Uruguay, la Secretaría de la Comunidad
Andina, el Servicio de Prensa de ALADI, y otras recogidas por Meridiano
(www.cefir.org.uy/meridiano), de enero de 2001.
Publicado
en Boletín Unidad Regional – Imágenes de Nuestra América Nº 7, Primavera
de 2001, páginas 2 y 3.